EL CLOWN, LA LLAVE A MI FELICIDAD
Antes de continuar en este segundo capítulo quiero aclarar que después de haber recibido muchos comentarios por parte de amigos y conocidos, he sentido por un lado, vértigo, porqué hasta ese momento aún no era consciente de que realmente me estaba desnudando y por otro lado, una sensación de satisfacción, de que estoy haciendo lo que debo hacer. Estoy convencido que hay muchas personas que no son felices y no importa el grado de dificultades con las que se hayan encontrado, si no, como han vivido y sentido esas experiencias, eso es lo que causa el ser feliz o no, el modo en como viven esas experiencias, bajo que condicionantes personales, bajo que prisma o circunstancias, entre muchísimos otro factores. Yo ni soy psicólogo, ni terapeuta, ni pretendo ser nada de esto, tan solo quiero aportar mi experiencia personal y como he conseguido salir de un pozo después de años de dolor y sufrimiento llevados por dentro. Y creo realmente que desde mi total honestidad y transparencia puedo aportar mi granito de arena para hacer de este mundo un lugar algo mejor. Este trabajo personal, este cambio de actitud y de mentalidad, de ver el mundo con una perspectiva más neutra, mas equilibrada, no se produce de un día para otro, hay detrás un trabajo que comienza hace pués casi 30 años dando muchos palos de ciego, con la voluntad de querer ser feliz pero sin saber serlo, de continuos conflictos familiares que después se trasladan a la pareja, luego a los hijos y vas repitiendo patrones con todos aquellos a los que quieres y así durante años entrando en un bucle de conflictos del que quieres salir pero ni sabes como ni porqué te pasa a tí. Y con esto no quiero decir que se necesite este tiempo para solucionar un problema ya que cada persona es un mundo y la situación de cada uno es la que és. Si yo he tardado tantos años es porqué así debía ser, no hay más. Esta simpleza de comentario tiene su razón de ser, para ello he leído algo de filosofía taoísta que me ha ayudado mucho también, tranquilos que hoy no va por ahí el tema. En este blog iré aportando aquellas experiencias vividas y que considere de corazón que puedan ser útiles para otras personas que deseen encontrar una salida o a su infelicidad. Como ya os he comentado en otro capítulo, para mí, comunicar siempre ha sido una necesidad, pero frenada por el dichoso miedo y por eso decidí enfrentarme al miedo de cara, así que hace siete años me inscribí a mi primer curso de monólogos. Un curso que fue el comienzo de un larguísimo aprendizaje. Los aprendizajes como bien sabemos no se integran con la teoría ni con las buenas experiencias, si no más bien a base de ostias, con experiencias que te hacen pasarlo mal y sufrir y así es como fuí “mejorando” en el mundo de la comedia. Fijaros si mejoré que después de dos años en el Teatro Llantiol y varios bolos y concursos por pueblos de Catalunya con mis hermanos de comedia Xavier Castells y Jordi Galo, no pude más y me rendí, abandoné, tiré la toalla, porqué lo pasaba realmente mal. No era capaz de salir al escenario a disfrutar, cada semana se convertía interiormente en un infierno del que yo me intentaba convencer que era capaz de superar, me tiraba todos los días ensayando y preparando una y otra vez el texto de esa semana, le dedicaba muchas horas creyendo a fe ciega que la solución pasaba por ahí. Le dedicaba muchísima energía para luego llegar el día clave y volver a sentir un gran sufrimiento y miedo. Miedo a fracasar y a no estar a la altura de mis compañeros que actuaban conmigo, miedo a quedarme en blanco, a equivocarme, a decepcionar al público, a los conocidos que viniesen a verme, miedo que recorría mis venas y se metía en cada una de mis plaquetas. Un miedo que formaba parte de mí desde bien pequeño y que por mucho que quisiera despojarme de él no era capaz de conseguirlo. Era realmente duro y frustrante ver que quería y sabía que podía pero sin embargo no lo demostraba. ¿Que era tan grave para no poder superar ese miedo? Os puedo decir que hasta seis años después con un parón de varios años y ya entrado el 2018 no pude realmente comenzar a entender muchas cosas. A lo largo de estos años, hablé demasiadas veces con mi mujer, actriz experimentada y paciente donde las haya, la verda es que se merece un altar. Además compartí mis temores con profesores de teatro, compañeros y profesionales experimentados en artes escénicas, en comedia, en hablar en público, artistas de otras disciplinas y todos me daban consejos y trataban de ayudar a su modo, pero había un problema a todo esto y es que realmente yo aún no estaba preparado para entenderlo. No lo estaba porqué había algo más profundo que trabajar. Esto igual a muchos os comenzará a sonar un poco “hierbas” pero así lo siento y es que no tenía confianza en mi, mi autoestima estaba por los suelos, resumiendo, no tenia ningún respeto por mi mismo, ningún amor por mí persona. Esa era una de las claves, esa falta de amor englobaba muchas cosas, falta de confianza, seguridad, capacidad de gestionar la frustración. Y claro si tienes esa carencia tan grande y tienes que sobrevivir, te inventas e integras una buena careta, hasta tal punto que te la crees. Así que a lo largo de mi vida durante muchos momentos he estado fingiendo, con mi máscara de confianza, de éxito, de victoria, de satisfacción, de felicidad, esa máscara que necesitaba para que no me volviesen a herir y así he vivido con ese rostro artificial que me ha impedido mostrarme abiertamente a los demás hasta hace bien poco. A raíz de inscribir a mi hija en el colegio en Septiembre de 2017, conocí e
EL CLOWN, LA LLAVE A MI FELICIDAD Leer más »